sábado, 5 de mayo de 2007


DESCANSO
La tarde se presta al descanso. ¡Qué claro está el cielo, tan claro como la inmensa fuente de agua que se funde en el confín con el horizonte! El silencio llega a molestarme y siento latidos muy fuertes en mi cuerpo todo. En realidad debería tener paz. Pero no. Mi mente jamás descansa, ni aún dormida.No logro concentrarme ni en la tranquilidad que me rodea. Oigo voces que llegan de lejos, se acercan cada vez más, pero no es fantasía.Sonvoces verdaderas. Voces con carne, sangre, ojos, cabellos. Ellos son dos. Ella, menuda, de color confundido con la arena. De fuego su larga cabellera; él, grande, robusto, espaldas muy anchas y una cicatriz en el rostro muy marcada.
Se acomodan cerca de mí y discuten cada vez en voz más alta pero no distingo lo que dicen. Ella llora. No intento intervenir porque la voz, la de él, es muy fuerte, dura y lacerante. Lastima con su tono. Al mismo tiempo me apena la escena. Estoy esperando que esta situación desagradable termine. Me pone muy incómoda. No me atrevo a levantarme de la silla por si este hombre alterado se percata de mi presencia, (porque creo que me ha visto) y me coloco de espaldas. Hay silencio otra vez alrededor mío. Doy la vuelta muy despacio y solamente ella queda en toda la playa. Mejor tomo mi bolso, recojo mi silla y me voy. La dejo estirada en la arena con su cara tapada con una remera blanca. Llego al hotel, todavía sensible por la discusión que presencié y con la figura desagradable del hombretón en mi retina Hay preparativos festivos.
- Cena y baile, esta noche, señorita, la cena es a las 22, como siempre, pero hoy hay baile... me dice el conserje.
¡Bueno, algo agradable después del mal rato! Parece que mi suerte cambia. Voy despaciosa, insegura e inquieta a mi habitación.
- ¡Ah, perdón! En el pasillo me choco con un hombre que sale no sé de dónde sale. ¿Estoy confundida? Creo reconocer al hombrote de la playa, pero eludo su mirada. Por un momento dudo. ¡Qué empujón me da! Los gritos y el mal momento me dejaron mal. Mejor me olvido, ya que estoy disfrutando del abandono de mis compromisos en Buenos Aires ¡Adiós estudio! ¡chau Nacho y sus melosidades! ¡bye bye Ezequiel con sus impertinencias!
Me entusiasma el programa de esta noche y cada vez estoy más conforme del viaje sola al Caribe, (salvo el incidente de la playa).
Ahora usufructuaré de las comodidades del hotel. ¡Voy a darme un baño de inmersión espectacular! No sé si utilizar las sales de baño o las gotas de esencia de fresias que me miran desde la repisa de cristal. Me quito la ropa, ¡iuju!, me maravillo con una hermosa salida color salmón y las chinelas haciendo juego ¡Qué regocijo! Me decido por las fresias, en tanto espero que se llene la bañera, (una bañera como no he visto nunca) en tanto se disuelva la esencia y pongo “No sé tú” de Manzanero, ese bolero que siempre me ha gustado.
Deliciosa y sensualmente me sumerjo en la blanda y perfumada caricia con esa estupenda, agradable sensación de placer. ¡Quién me hubiera dicho que podría gozar de tanto deleite con este viaje decidido en tan pocas horas!
¡Ah!..¡No!..¡No! ¿Qué es? ¿Quién es? ....¡No!... ¡ el de la playa!... me está apretando el cuello... no puedo respirar...

1 comentario:

A. M. Vermon dijo...

Es gracioso. Sorpresivo y siempre con finales detonantes. Muy ocurrente y pese a la tragedia, resulta una historia muy simpática.